Las organizaciones que agrupan a los profesionales taurinos, criadores del toro bravo, veterinarios, empresarios y aficionados, así como otros profesionales vinculados al sector, han realizado y enviado al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, un dossier de medidas específicas para el sector
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Con el objetivo de que el Ministerio de Cultura coordine e impulse medidas extraordinarias para que el mundo del toro pueda afrontar la crisis producida por el COVID-19, los profesionales taurinos, criadores del toro bravo, veterinarios, empresarios y aficionados, así como otros profesionales vinculados al sector, han enviado un dossier con 37 propuestas de medidas al Ministro de Cultura.
Tras analizar la situación del sector y más allá de las medidas sectoriales internas que estas organizaciones están acordando y llevando a cabo, la continuidad de la Tauromaquia exige determinadas medidas legales y actuaciones administrativas similares a las que se están adoptando (o se han reclamado) por otras industrias culturales y actividades económicas para asegurar la supervivencia del sector y de sus profesionales.
La Tauromaquia es el segundo espectáculo de masas de España, sólo por detrás del fútbol. Es una de nuestras industrias culturales más potentes, con más capacidad de atracción de público español y extranjero y generadora de una mayor recaudación impositiva para las distintas administraciones públicas a través del IVA, de los cánones por explotación de las plazas de toros y de cuantiosísimas cotizaciones sociales. Y todo esto lo hace con las menores ayudas públicas de todas las industrias culturales de nuestro país.
La marcada estacionalidad de la actividad taurina es un efecto que viene a agravar las consecuencias de la crisis. Porque si bien todas las industrias y espectáculos culturales van a sufrir unos devastadores efectos por la crisis, la tauromaquia cuenta con el agravante de que es una industria estacional, que concentra toda su actividad en apenas 6 meses. El comienzo de la crisis sanitaria ha coincidido precisamente con el comienzo de la temporada taurina, cuando el sector tenía que comenzar a generar los primeros recursos económicos tras el obligado parón invernal de seis largos meses sin ingreso alguno.
Asimismo, la absoluta dependencia de los ingresos por taquilla, la dificultad de reprogramar los festejos en fechas distintas de las habituales y la estructura empresarial formada por autónomos y pequeñas empresas, hace que la suspensión de los festejos derivada del Estado de Alarma conduzca irremediablemente a la inviabilidad económica de quienes vienen dedicándose a la organización de espectáculos taurinos.
En este sentido, el Ministro ha recibido un análisis detallado de la situación y las posibles medidas a adoptar articuladas en cuatro apartados en función de la urgencia de las necesidades a las que atiende cada una de las medidas solicitadas:
El primer grupo de medidas son las imprescindibles para que la ausencia de ingresos en los profesionales, ganaderos y empresarios de la Tauromaquia no aboque a situaciones de necesidad a los más vulnerables ni conduzca a situaciones de insolvencia o falta de liquidez de las empresas. Sólo así se conseguirá mantener el tejido profesional y empresarial que puede permitir retomar la actividad del sector cuando ello sea posible.
El segundo grupo de medidas está dirigido precisamente a facilitar la reanudación de la actividad, cuando ello sea posible, con agilidad, eficiencia y en un entorno que haga viables económicamente los festejos.
El tercer grupo plantea medidas de carácter estructural dirigido a permitir la continuidad de la actividad cuando la previsible crisis económica subsiguiente a la crisis sanitaria haga que se reduzcan los ingresos disponibles en muchos ciudadanos y con ello se reduzca el gasto cultural de los hogares como sucedió en la crisis económica de 2008. Además, el previsible cambio de hábitos sociales y el mayor distanciamiento por exigencias sanitarias obligan también a adoptar medidas de calado más allá de las precisas para la reactivación inmediata de la actividad.
Por último, el cuarto grupo de medidas tiene carácter estructural y pretende garantizar un marco favorable para la Tauromaquia en el largo plazo y la adecuada coordinación administrativa en el ámbito cultural y en relación con la cría del toro bravo.
Por tanto, sin perjuicio de la inminencia de la puesta en marcha de muchas de ellas, el documento constituye también una muestra de la disposición del mundo de la Tauromaquia para una colaboración leal y fructífera con nuestras administraciones que ayude a garantizar el mantenimiento, incremento y difusión de nuestro patrimonio cultural taurino, como obligan las leyes, la riqueza ecológica que supone la cría del toro bravo y la propia existencia de la dehesa, la fijación de muchos trabajadores en el ámbito rural y el mantenimiento de nuestras costumbres, ritos y celebraciones, en las cuales la Tauromaquia es un elemento esencial.