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Estimado Sr. Puente,

Asistimos con consternación a la campaña animalista que el Ayuntamiento de Valladolid acaba de lanzar junto con la Asociación Animalista Libera!.

Entiendo que ha podido dejarse engañar por los superficiales buenos sentimientos que de manera errónea se atribuyen al movimiento animalista y a lo aparentemente loable de la campaña promovida.

Animalismo, señor Alcalde, no es cuidar perros y gatos, ni promover un obligado respeto por los animales. Animalismo, señor Alcalde, es un movimiento que promueve la desintegración de nuestra cultura, partes fundamentales de nuestra economía y nuestro medio ambiente.

El animalismo es una ideología que pretende equiparar los derechos de los hombres y de los animales, algo completamente incompatible con nuestra civilización. Para que no le quepan dudas, le extraigo un fragmento literal de la declaración de intenciones que en su página web realiza Libera!, asociación con la que han cometido el inmenso error de colaborar en una campaña institucional:

“Los animales son considerados actualmente (y a lo largo de la Historia), como objetos o recursos para así no tener que otorgarles unos derechos fundamentales que entrarían en conflicto con su utilización, por eso en LIBERA! nos ocupamos de que les sean reconocidos y protegidos desde los ámbitos legislativo, político, social y moral.”

Señor Alcalde, piense por un momento en las consecuencias que el avance de la ideología animalista tendría sobre su ciudad y sobre la provincia entera. El animalismo sería el fin de multitud de fiestas y productos que nos definen en lo más esencial.

Desde luego, el animalismo sería el fin de las corridas de toros, los cortes y los encierros, los que se celebran en su ciudad y los que se organizan en decenas de municipios de la provincia.

Da igual que estas celebraciones alrededor del toro sean una expresión que define a las gentes de Valladolid, la ideología animalista promovida por Libera! las liquidaría. Y las sustituiría por nada, por un vacío como pueblo que se reconoce en unas tradiciones.

Pero desde luego el animalismo no pararía con los toros. Si cree eso, señor Alcalde, es que no ha dedicado tiempo a estudiar la ideología animalista y al movimiento que lo promueve.

Así, el animalismo sería también el fin en Valladolid, y me limito a poner solo un par de ejemplos, del lechazo como estandarte gastronómico de la ciudad o de los quesos Entrepinares, uno de los iconos industriales de su ciudad, segunda empresa en importancia detrás de Renault.

Sería igualmente el fin de la actividad ganadera con vacas, cerdos, ovejas, pollos o cabras, con sus correspondientes industrias y también el fin de la actividad que realizan decenas de miles de personas con licencia de caza en la provincia o las también decenas de miles con licencia de pesca. Casi puedo sentir la vergüenza que le produciría a Miguel Delibes ver su ciudad arrastrada de esta manera.

Campañas como la que usted ha permitido son una cesión inaudita ante un movimiento que pretende acabar con nuestras formas de vida. ¿Con quién está usted, señor Alcalde, con su gente o con los movimientos que pretenden imponernos una forma de ser y de vivir ajena a nosotros?

Consideramos una irresponsabilidad que el Ayuntamiento de Valladolid haya accedido a participar en una acción junto con una entidad animalista. Una acción en apariencia loable, pero que es siempre parte de la estrategia animalista para introducirse en las instituciones. Por esto lamentamos tener que llamar su atención de manera pública sobre lo imprudente que resulta que hayan sido cómplices, precisamente en Valladolid, con el blanqueamiento del movimiento animalista. No se lo merece la gente a la que usted representa.

Solicitamos tener una reunión con usted para poder exponerle los detalles del movimiento animalista y sus estrategias, así como sobre las consecuencias de la imposición de su ideología.

Atentamente,

Victorino Martín

Presidente de la Fundación del Toro de Lidia

 

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