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Chapu Apaolaza, periodista y portavoz de la Fundación Toro de Lidia, analiza el resultado de las elecciones del 26-M en su columna en ‘Diario Navarra’:

“El 26-M y los Sanfermines sin toros”

Una de las fantasías más delirantes en las que ha creído la clase política en los últimos años, y probablemente el mayor gol que les ha metido el animalismo, ha sido la creencia de que alguien tarde o temprano prohibiría la tauromaquia o aceptaría su final, y que esto no tendría un coste electoral. La realidad explica lo contrario.

El 26M dice que el que toca el toro, pierde. Navarra y Pamplona son un ejemplo del coste electoral de dudar sobre el apoyo a la tauromaquia. Joseba Asirón abrió la espita al sondear unas fiestas de San Fermín sin toros. Después, Geroa Bai se abandonaba a una futura prohibición taurina, aceptaba el final de los sanfermines tal y como los conocemos, y se adscribía al colaboracionismo animalista. Hoy han conocido el coste que ha supuesto para ellos.

La tauromaquia ha ganado las elecciones en otros sitios: En Madrid capital, por ejemplo, donde Manuela Carmena no ha conciliado la mayoría suficiente después de ningunear y censurar a la gente del toro. En la Comunidad de Madrid, Errejón y Carmena plantearon por primera vez la batalla de la “tauromaquia sin muerte” e Isa Serra, el fin de las corridas. Unos no consiguen gobernar y la otra desaparece del mapa. Podemos abogaba por un referéndum para prohibir la fiesta de los toros y ha sido el gran derrotado del 26-M. Esto, sin hablar del gatillazo del Pacma.

Alguien pensó que los ciento de miles de espectadores de San Isidro (un millón de entradas vendidas) y las gentes de la Comunidad de Madrid de los festejos entre los que hay izquierda, derecha y centro, votarían el exterminio de su propia cultura. Se equivocó. El factor ‘toro’ es transversal: la derecha gana cuando apoya la tauromaquia, pero también la izquierda. Emiliano García Page en Castilla- La Mancha y Guillermo Fernández Vara, en Extremadura, han fomentado abiertamente el toreo y han conseguido la mayoría absoluta en sus comunidades. Que los dos presidentes autonómicos con más fuerza en España sean de izquierdas y taurinos debiera servir para desterrar el viejo mito del toro de derechas, al igual que el de las tauromaquias como falsa tensión entre Euskadi y España.

El toro une y es de todos: pertenece al pueblo y el que lo ataque, atacará al pueblo. Querían una consulta sobre los toros; ahí la tienen.

Descargar columna de Chapu Apaolaza en ‘Diario de Navarra’