SOBRE BARBACID, PACMA Y LA EXPERIMENTACIÓN CIENTÍFICA

El pasado 9 de abril llegaba a los medios de comunicación una de las noticias más felices de los últimos tiempos: el equipo del bioquímico español Barbacid lograba eliminar el cáncer de páncreas, el más letal para los seres humanos, en ratones modificados genéticamente.

Sin lugar a dudas se trata de un gran avance la humanidad, logrado como tantos otros gracias a la experimentación con animales.

Este hecho nos lleva una vez más a reflexionar sobre la ideología animalista y sus potenciales consecuencias sobre nuestra sociedad.

La ideología animalista, recordémoslo, pretende poner en pie de igualdad al ser humano con el resto de especies animales. Y eso tiene muchas consecuencias. Y quizás sea en el tema de la experimentación científica donde de manera más descarnada se aprecie la naturaleza del animalismo y sus consecuencias.

La ideología animalista, consecuente con sus postulados de igualdad entre especies, promueve la prohibición de la experimentación científica con cualquier tipo de animal.

Por si alguien tuviera algún atisbo de incredulidad solo tendría que acceder al programa electoral con el que el partido PACMA concurre a las elecciones, en el que dedica todo un punto al fin de la experimentación con animales, proponiendo entre otras cosas “rescatar a los animales que se encuentren en los laboratorios científicos, civiles y militares, y, una vez evaluadas sus condiciones de salud, recuperarlos en santuarios”.

La argumentación con la que los animalistas responden cuando la gente normal se lleva las manos a la cabeza con este intento de prohibición es “que existen soluciones alternativas”. Saben que no es cierto, pero la realidad no les hace cambiar un ápice su argumentario.

Hace unos días el propio Barbacid respondía a esta cuestión en un encuentro con los lectores que tuvo en el diario El Mundo. Le preguntaron si era cierta la afirmación de que es posible investigar sin utilizar animales, tal y como sostienen los movimientos animalistas, a lo que el científico respondió de manera taxativa: “no, no es cierto. Es esencial investigar con modelos animales, siempre que se rijan por una normativa que tenga en cuenta el cuidado y el respeto que estos animales de experimentación merecen”.

Este tipo de respuestas, tantas veces repetidas desde la comunidad investigadora, no desalienta lo más mínimo al movimiento animalista, que se mantiene firme a su mantra de que existen alternativas.

Lo cierto es que poco les importa que haya o no haya alternativas. Lo único que tienen por verdadero los movimientos animalista es que todas las especies animales somos iguales y que por tanto el ser humano no tiene ningún derecho sobre el resto.

Algunos fragmentos de Liberación Animal de Peter Singer, libro de cabecera del movimiento animalista, ilustran de manera ejemplar la posición de este movimiento en relación la experimentación científica.

Así, Singer establece el dogma principal sobre esta materia: “si los experimentadores no estuvieran dispuestos a utilizar una criatura humana, su disposición a utilizar animales no humanos revela una forma injustificable de discriminación sobre la base de la especie”.

Singer se hace preguntas terroríficas desde una perspectiva humanista, pero que tienen sentido dentro de la lógica animalista: “Si el investigador aduce que el experimento es lo bastante importante como para justificar que se cause sufrimiento a los animales, ¿por qué no lo es como para justificar que se cause sufrimiento a humanos del mismo nivel mental? ¿Cuál es la diferencia entre ambos? ¿Solamente que uno es miembro de nuestra especie y el otro no?”.

Nada tan elocuente como el tenor literal de los textos fundacionales del animalismo para apreciar el carácter tan profundamente deshumanizador de su filosofía.

La gran mayoría de los avances médicos que han hecho posible el nivel de salud y bienestar que podemos disfrutar hoy en día, la erradicación de la mayoría de enfermedades que resultaban mortales para los seres humanos, se han realizado gracias a la experimentación con animales. Y será gracias a la experimentación con animales por lo que se descubrirán nuevas curas a males que todavía nos afectan.

Pero el animalismo preferiría haber renunciado a todos estos avances a cambio de una igualdad entre todas las especies animales. El animalismo es una ideología perversa, un peligro para nuestro modelo de sociedad, un elemento disolvente de lo que somos.

Animalismo no es cuidar gatos y perros, animalismo no es preocuparse por los animales. Animalismo es el fin de lo que somos.