Contra la cultura no se puede votar
La última propuesta de Pablo Iglesias es proponer un referéndum sobre los toros en España. Sin importarle mucho el hecho de que la tauromaquia sea una expresión cultural de extraordinaria relevancia en España, importante para millones de personas.
Recuerda demasiado a la actuación de los talibán con los budas de Bamiyán, destruidos porque no encajaban en su canon moral. A Pablo Iglesias le parecen moralmente mal los toros, por lo que propone un referéndum para acabar con ellos.
Fue precisamente para evitar estas cosas por lo que la UNESCO aprobó convenciones como la de Diversidad Cultural de 2001 y de la que España es parte, que busca proteger todas las expresiones culturales frente a los fundamentalismos, como el de los talibán entonces o el de Podemos ahora.
Y por si Podemos tiene la tentación de decir que “es que la tauromaquia no es cultura”, la propia UNESCO se adelanta, explicando que el único límite para considerar cuándo una cultura es inadmisible son los derechos humanos y libertades fundamentales. Repito, derechos… humanos.
Por si la UNESCO no es fuente de autoridad suficiente para Podemos, el propio Tribunal Constitucional español, en su sentencia acerca de los toros en Cataluña, declaraba también que la tauromaquia es cultura. Cultura además del máximo rango, porque está contemplada en la protección que la propia Constitución concede al hecho cultural.
Es decir, que el Alto Tribunal establece que la tauromaquia es cultura protegida por la propia Constitución, lo que significa que la propuesta de referéndum sobre los toros sería muy probablemente inconstitucional.
La propuesta de Podemos es una ocurrencia populista, contraria a la libertad de los ciudadanos de elegir el tipo de cultura que desea disfrutar y profundamente antidemocrática. Un conocido antitaurino con una contrastada estatura intelectual, el actual Ministro de Cultura, expresaba hace pocos días que los toros no se podían prohibir, incluso en el caso de que fuesen una minoría (cosa que ponía en duda), porque “una sociedad que no respeta a las minorías no es una sociedad equilibrada”.
Hay diferencia entre una persona de la cultura, y que la comprende, y un político que usa la cultura para fines partidistas. Los toros no se pueden prohibir, son expresión cultural de un pueblo.
En una sociedad democrática madura hay pluralidad de ideas, opiniones y sentimientos culturales y hemos de saber convivir todos en ellas. Estar continuamente pensando en cómo prohibir a los demás que ejerzan su derecho a la libertad cultural revela un ánimo censor que es muy perjudicial para la convivencia.
La cultura del toro es maravillosa pero compleja. La Fundación del Toro de Lidia invitó hace tiempo a todos los políticos para que conocieran la realidad del mundo del toro, obteniendo una respuesta negativa desde el partido de Pablo Iglesias. Quiero aprovechar esta carta para renovar nuestro sincero ofrecimiento para que conozcan la tauromaquia en su profundidad, porque una opinión fundada tiene que basarse en un conocimiento previo.
Victorino Martín
Presidente de la Fundación del Toro de Lidia